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Descubre los Diferentes Tipos de Colmenas de Abejas

La colmena es el refugio, lugar de procreación y fabricación de miel, de una colonia de abejas.

Tipos de Colmenas

Existen fundamentalmente dos tipos de colmenas, las naturales, creadas por las propias abejas en grietas rocosas y codos de árboles y las creadas por el hombre. Estas últimas son fabricadas con el objeto de explotación de la miel que las abejas producen para su propia alimentación, a través del cultivo denominado apicultura.

Existen varios tipos de colmenas artificiales: la Leyens, la Langstroth, la Dadant, la Smith y la Lusitana. En Andalucía, la colmena más usada es la leyens, debido a que es más fácil de manejar y transportar en las mudanzas de colmenas que se realizan para búsqueda de floración, llamadas trashumancias.

Las colmenas pueden estar solas o en grupo, siendo fácil encontrarlas en los llanos de los montes altos, en grupos dispersos o en formación, lejos de la contaminación acústica y de la polución de los núcleos rurales. En la mayoría de los casos, estas agrupaciones de colmenas llamadas colmenar o apiario, se trasladan a lugares protegidos, como los parques naturales o reservas naturales.

La castración de las colmenas

Llegando la primavera, estas colmenas son trabajadas por los apicultores para extraerles la miel, denominándose a esta labor, castración o castra.

Esta actividad comienza en el mes de marzo, dependiendo del clima donde se encuentren y termina llegando el mes de octubre. Durante todo este tiempo, decenas de apicultores andaluces se prepara a diario para robarles la miel a las abejas, después de que éstas la almacenen para alimentarse durante los meses fríos. Ataviados con rejilla, guantes y ropa gruesa, cada apicultor del grupo desarrolla una labor especifica dentro de la jornada de trabajo.

abejas tipos de colmenas

Así pues, se encuentra la persona que castra las colmenas, la que acarrea los panales y la que obtiene la miel de los panales, pudiendo aglutinar desde 3 a 6 trabajadores, dependiendo del número de colonias. Todo este proceso se repite en cada castración del colmenar, y siempre se inicia a primeras horas de la mañana, cuando las abejas están menos agresivas, ya que el sol y el calor acentúan su agresividad.

Tras preparar el ahumador y todas las zonas de trabajo, da comienzo la castración con la apertura de la primera colmena. Nada más abrir la puerta, se ahúma la zona y el efecto es casi inmediato, cientos de abejas defienden su refugio atacando a las zonas más oscuras del apicultor y que están en constante movimiento, como es el caso de las manos.

No existen una explicación con base para demostrar porque atacan más al color negro, pero sí por qué lo hacen a los objetos en movimiento, como en la mayoría de animales. Existe un dicho popular entre los apicultores a tal efecto que dice “si te atacan abejas, ponte a la sombra y muévete con sigilo”.

Ya con el panel en la mano, el apicultor libera de abejas el panel dando un golpe seco con el cuadro en la colonia, despejando las que queden en la zona con un cepillo humedecido. En este momento el abejero observa su estado, si está sano, cargado de miel o si encuentra algún defecto derivado de alguna enfermedad apícola. Si todo es correcto, un panel puede llegar a acumular hasta 5 kilos de miel en el mejor de los casos y hasta 1 kilo en el peor, siendo este último, motivo más que suficiente para dejarlo en la colmena y utilizarse así, como alimento para la colonia durante el invierno. Un cuadro de colmena ofrece al apicultor mucha información sobre la colonia, como por ejemplo la zona explorada por las abejas y la cantidad y variedad de mieles dependiendo del color de las celdillas al trasluz ,y si presenta realeras operculadas o no, así como la cantidad de propóleos, entre otros aspectos.

Una vez realizado en análisis visual, el panel es transportado en un cajón hasta la zona de extracción, donde es despojado del sello u opérculo que tapa las celdillas del panel y posteriormente es centrifugado hacia ambos sentidos para descargarlo y obtener así la miel pura.

Durante este proceso, la cera obtenida del desaperculado es filtrada y devuelta a la colmena para que las abejas la utilicen para nuevos paneles. El siguiente paso de la extracción, es el almacenamiento en bidones de 50 litros que son transportados al terminar cada jornada, al lugar donde serán templados mediante un calentamiento lento con resistencias y un máximo de 45 grados para que ésta se licue pueda filtrarse y despojar de impurezas, antes del envasado final.

Algunas curiosidades como que el apicultor almuerza a primeras horas de la mañana, para no tener que despojarse del traje durante la jornada y evitar las picaduras o que mientras la castración apenas se habla debido a la relajación que provocan las decenas de miles de abejas a tu alrededor, hace de éste oficio uno de los más singulares del medio rural.

La miel es uno de los alimentos más sanos y antiguos que existen.

Su gran cantidad de azucares naturales hacen de este producto un aporte calórico importante. Muchas han sido sus aplicaciones en la historia de la alimentación, desde el aguamiel*, hidromiel*, mulsum* o el hipocrás*, en otros. La miel ha sido también un edulcorante natural en los tiempos de escasez, siendo el edulcorante más usado y el “caramelo” perfecto para calmar a los bebés.

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Escrito por Gema Blanco

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